lunes, 20 de septiembre de 2010

Una cuestión de cuernos (A Burgalés, con respeto)

La decisión del Parlament de Catalunya de abolir las corridas de toros a partir de 2012 ha estimulado a los antitaurinos vascos y, como consecuencia, este verano sus movilizaciones han sido más y más nutridas que nunca, y, por supuesto, han contado con una cobertura por parte de los medios hasta ahora desconocida. Además, por la crisis o por lo que sea, han sido muchos los “festejos” en los que no se ha registrado ni media entrada, evidenciando que, si no fuera por las ayudas públicas, las matanzas de toros tendrían los días contados.



En este mes de septiembre, con la temporada ya cerrada, querríamos hacer a través de este escrito un llamamiento y una pequeña aportación a un debate entre los antitaurinos que creemos necesario, para evitar que lo que hemos vivido este verano corra el riesgo de quedar en flor de un día.
La espoleta de esta efervescencia antitaurina ha sido, como queda dicho, la ejemplar decisión catalana. 

Ejemplar, porque ejemplar ha sido la labor del colectivo PROU!, que ha sabido trabajar unitariamente, aglutinando las diferentes sensibilidades en contra de la “fiesta”; ha sabido concitar el apoyo de intelectuales, músicos, artistas, deportistas…, que han dado la cara, y ha sabido articular un ejército desarmado de ciudadanos voluntarios, que han aportado su esfuerzo, su tiempo y su imaginación para recabar las miles de firmas (¡180.000!) que han respaldado la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que ha conducido a la abolición. 

Ejemplar, también, porque los partidos representados en el Parlament han sabido escuchar a la ciudadanía y han terminado rechazando un espectáculo que consiste en torturar toros en una plaza hasta la muerte. Esto nos lleva a una primera constatación: cuán lejos estamos los vascos, sobre todo los políticos, claro, de Catalunya. 

¿Alguien se acuerda de la suerte que corrió la ILP por una Ley Vasca de Residuos sin incineración que, respaldada por la firma de 35.000 ciudadanos, se presentó en el Parlamento Vasco? Pues que ni siquiera se llegó, no ya a votar, sino a debatir, porque PSOE, PNV y PP así lo decidieron en un trámite que apenas duró cinco minutos.

Esto enlaza con otro “hecho diferencial” con Catalunya particularmente grave. Ante la decisión del Parlament, los taurinos han cerrado filas, como era de esperar, pero es que, en nuestro caso, han recibido el apoyo del lehendakari, que, acompañado significativamente de su mano derecha, el consejero de la porra, quiso hacerlo explícito con su presencia en Vista Alegre (vaya nombre para un matadero). El PSE, que no es el PSC, está claro, alza la bandera de la “libertad” para seguir permitiendo las corridas y dice que “nunca ha sido partidario de las prohibiciones”. Lo dice un partido que ha demostrado una querencia compulsiva por ellas, hasta el punto de que las ha convertido en una de sus principales señas de identidad; vamos, un auténtico yonki. 

Total, que la apuesta por la “libertad” de matar toros del lehendakari se ha traducido en algo tan transversal como introducir resúmenes de las corridas, con crítica incluida, en todos los teleberris. Gracias a ETB, hemos podido tomar diariamente el postre con media docena de toros desangrados. Claro que, si no te gusta tanta libertad, te queda el derecho (al menos por ahora) de cambiar de canal. Lo confesamos: lo hemos ejercido.

Ésta es nuestra realidad y deberemos tenerla en cuenta si queremos avanzar. Es verdad que cada vez es mayor la parte de la ciudadanía que se opone a las corridas y mayor aún la que, simplemente, les da la espalda. Pero los que mandan, y en esto sí que hay bastante transversalidad, porque poco se diferencian Azkuna de Elorza o López de Urkullu, continúan apoyándolas. Alguno de forma más ostentosa que otro, es cierto, pero todos aportan dinero público para que continúe el espectáculo.

Esta es la situación, no estamos en Catalunya, y debería ser el punto de partida para elaborar una estrategia compartida en pos de la abolición. Porque creemos que estamos en un momento en el que ya no basta con que cada colectivo antitaurino multiplique sus iniciativas. Unas iniciativas que, además, corren el riesgo de duplicarse y, al final, despistar a la ciudadanía, e incluso de convertirse en parte del folklore que acompaña a la “fiesta” (y, por supuesto, decimos esto pensando en nuestro propio colectivo antes que en cualquier otro y como llamamiento a la reflexión, no para echar en cara nada a nadie, y menos aún a nadie que haya movido un dedo por la abolición). 

Si de verdad queremos avanzar, es necesario aprender de Cataluña y crear un movimiento lo más unitario posible, capaz de aglutinar las diferentes sensibilidades de quienes se oponen a los espectáculos taurinos. Un movimiento con un mensaje claro, asumible por el conjunto de los antitaurinos y comprensible para la mayoría de la población. Un movimiento compuesto por personas que ya trabajan en colectivos, pero abierto también a ciudadanos sin adscripción. Un movimiento que se aleje de los intereses de los partidos, pero que tenga la suficiente cintura para recabar su apoyo cuando sea necesario. Un movimiento, en definitiva, que defina una estrategia que, a medio plazo, pueda desembocar en la abolición.

Creemos que ha llegado el momento de dar un salto cualitativo, de engarzar las protestas más o menos efectistas en una estrategia efectiva. En este mes de septiembre, hemos visto movimientos en ese sentido y nos alegraría muchísimo que cuajaran. No hay prisa para cerrar este debate, pero sí conviene abrirlo cuanto antes. Sería bueno comprobar el próximo verano que los antitaurinos han crecido realmente y que la efervescencia de éste no ha sido algo puramente coyuntural.

                                                         Donostiako EGUZKI