Existe un dicho:
“Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. Pues esto es lo
que parece querer hacer el Gobierno foral de Bizkaia.
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Eguzki en su propuesta de septiembre de
2017 para la gestión de residuos en Bizkaia planteaba una moratoria de un año
antes de entrar a la elaboración del III PIGRUB, pero no para hacer lo mismo,
sino para sentar las bases de una gestión totalmente diferente de los Residuos
que generamos, con una mayor implicación del tejido social y del conjunto de la
población, abandonando la apuesta por Zabalgarbi, aprovechando al máximo las
ventajas que nos aportan las nuevas tecnologías, tomando como propio el sistema
Retorna (SDDR) y estableciendo un sistema descentralizado en materia de
compostaje, replanificando el número de contenedores y tipos, entre otros
aspectos.
El modelo impuesto por el PNV tiene en Zabalgarbi su clave de bóveda, y
todo apunta a que pretende perpetuarlo en el tiempo. Una década es lo que le
queda de vida útil maxima a Zabalgarbi. No hacer nada, es condenarnos a todas y
todos a otros 20-25 años de incineradora, porque las medidas para revertirlo
han de adoptarse paulatinamente desde ahora. Unas medidas que, a la luz de los
resultados que arroja el balance de ese II PIGRUB que ahora pretenden prolongar
en el tiempo, son evidentemente necesarias.
Zabalgarbi es una central termica camuflada como incineradora que mal
quema un 70% de gas (al quemar gas con residuos tienen menor poder calorifico)
frente al 25% de residuos y en algunas ocasiones sólo a quemado gas. Aunque
Zabalgarbi esté subvencionada con generosas primas y pague bajos impuestos no
es rentable por el riesgo que supone para la ciudadanía.
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Para romper el esquema actual es
necesario el debate y diseño de medidas en diversos ámbitos que confluyen en la
gestión de Residuos, entre ellos la fiscalidad.
Los impuestos sobre el vertido son
clave para la implementación de dos principios básicos en gestión de residuos:
el principio “quien contamina paga” y la jerarquía de residuos. Este principio,
formulado por la OCDE en 1972, e incluido en los principales documentos
vertebradores de la política de residuos a nivel europeo, determina que los
responsables de la contaminación deben hacerse cargo de sus costes
Por otro lado, la jerarquía de residuos indica el siguiente orden de
prioridades de gestión: “prevención; preparación para la reutilización;
reciclado; otros tipos de valorización (por ejemplo, la valorización
energética) y eliminación”
Por ello, debería instaurarse un canón de vertido e incineración de
residuos, Este instrumento ha demostrado su efectividad para la disminución del
vertido e incineración de residuos en masa desde su introducción en 2004 en
Cataluña, así como el incremento en los niveles de recogida selectiva y
reciclaje, en particular de la fracción orgánica de los residuos municipales.
Por lo tanto tendría que ser Zabalgarbi una de las que más pagase por la
gestión de las cenizas-escorias (4 toneladas de residuos originan 1 tonelada de cenizas-escorias tóxicas), ademas de
las emisiones de CO2 y dioxinas causantes de cáncer.
Con esta prórroga del PIGRUB se esta haciendo "cómoda" (por no
decir vaga) a la población, en vez de animarla a reciclar y hacer un consumo responsable.
Y luego nos costará más llegar al objetivo de reciclaje para 2020 del 50% para
residuos municipales, y del 70% para 2030.
Para concienciar a la ciudadanía, la mejor forma es hacerles partícipes
de cómo quieren gestionar los residuos. Por lo tanto, se tendrian que crear
consejos asesores de gestión de residuos por zonas-barrios para organizarse y
que sea en ellos donde se establezca cómo gestionarlos en su ámbito de actuación.
La implantación de un sistema único no es garantía de eficacia, lo es la
adopción en cada ámbito del modelo que mejor se ajuste a sus objetivos, medios
y disposición de sus habitantes. En definitiva, modelos adaptados a sus
entornos.
También se debieran establecer medidas dirigidas a disminuir los
embalajes o que sean biodegradables como se está haciendo en la comunidad Baleares.
Será imposible el vertido crudo cero si se da tanta permisilibidad,
además de porcentaje sobre el total, al contenedor de fracción resto. Habría
que limitar su uso, en vez de favorecerlo.
El dato del 1,1% de recogida de materia orgánica en contenedor es
irrisoria ¿qué medidas van a tomar? ¿Llenar de peladuras la entrada de la
Diputación como se hizo en la campaña de recogida de envases con el diputado
General para hacerse la foto?
Creemos que un sistema descentralizado de composteras contribuiría a una
mayor sensibilización de la ciudadanía a la hora de realizar ese pequeño cambio
de hábito al reservar un hueco para el residuo orgánico al conocer el proceso
más de cerca y poder ser beneficiario ya sea de forma directa o con el aporte
para terrenos comunales, además de eliminar o disminuir al máximo el factor
transporte y la consiguiente emisión de CO2. Ver los resultados de nuestro
esfuerzo (aunque sea pequeño) siempre supone un aliciente.
Eguzki
2 de febrero de 2018